El contacto más inmediato que poseemos los seres vivos con el ambiente y con otras materias es la piel, a través de este extenso y maravilloso órgano sensorial que recubre todo nuestro cuerpo obtenemos sensaciones que nos permiten crear nuestras percepciones de placer o desagrado, entregar la piel en un abrazo es la consumación de la entrega personal,”jugarse el pellejo”á es una figura literaria que refleja el compromiso de una persona con una causa.
Beatriz Fernández, realiza una construcción metafórica de estas cualidades en Piel Grácil, pero también una concreción de su relación con los materiales de la cerámica, su proceso creativo tiene relación directa con el placer que proporciona la manipulación de la arcilla al ser sometida entre los dedos, sus obras crecen de manera espontánea dando valor a la acción creativa y a la intuición, es este acto liberador el que da origen a formas orgánicas y resultados inesperados. Complementa el proceso creativo la aplicación de los esmaltes, al someterse al fuego acentúan la modulación tonal de sus formas. La obra de Beatriz Fernández inaugura en nuestro medio una manera distinta de comprender la práctica del modelado alfarero generando objetos delimitados por una grácil pared que asemeja la piel de los seres vivos, alejados de la representación y del sentido utilitario.
— José Bedoya Sáenz — Curador
